Observé entonces y fui testigo del gran amor que les une en la distancia...
Mas yo aún no lograba establecer esos lazos.
Y los días fueron pasando... la acogida fue innegable.
Amables saludos y conversaciones...
(Ja... No quiero decir "Calurosos saludos" porque bastó con el calor del lugar...)
Pero la amistad fue naciendo, en el conocimiento interactivo de las actividades realizadas, como en las tertulias de la mesa y de las caminatas por el parque.
Y empecé a sentir así, en un grado menor lo que los hermanos mayores de Chile sentían...
Pero ya no en la alegría del reencuentro, sino en la nostalgia de la partida...
Porque cada uno en el Instituto está cargado de experiencias y palabras evangelizadoras que son testimonio de amor, no solo para la gente a la que sirven, sino a los que como yo, vienen recién acercándose a este tipo de vida, descubriendo la alegría que conlleva no sólo el servicio, sino el sentirse parte de un grupo de gente tan humano y cálido.
Quiero aprovechar esta instancia de este "nuevo Blog" para agradecer de corazón a todos ustedes el cariño recibido. La formación que me entregaron y me entregan, tanto formal como informal; es otra gran ganancia que agradezco. Y agradezco también las buenas, ricas y novedosas comidas que probé, especialmente ese asado en el restaurant.
¿Y cómo no agradecer finalmente a Dios por haber entregado al P. Agustín su inspiración divina a la creación de este Instituto?
En fin, mi abrazo para todos ustedes, donde estén en el mundo les aseguro que desde Rancagua de Chile, está este alguien que les recuerda con agradecimiento y cariño...
Víctor
Vayan ahora algunas de las fotos tomadas y prometidas
